lunes, 3 de mayo de 2010

Ojos de papel (Final Chapter)



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Fuimos a un bar cercano. Pedí dos cafés. Sus ojos grises verdosos me recordaban a alguien, su tes blanca también, y la mirada triste me guiaba más aún hacia algún conocido. Me sorprendió la similitud con que los dos le pusimos azúcar al café.


-hace muchos años, me dijo, era el hombre más feliz de la tierra. Tenía un buen trabajo, un lindo departamento, mi juventud acrecentaba día a día, mi pasión por los libros se agrandaba cada vez más, y solía ser un gran fanático de la música. Recuerdo que me apasionaba comprarme discos de todas las bandas que me gustaban, hasta los imitaba cuando solía quedarme solo. Llevaba una vida tranquila, con excesos de poco tipo, pero despejada. Me cagaba de risa de todo.


- se lo nota un poco solo en este momento


-sí, es verdad. Todo eso ya es pasado. Me deje morir en vida, me sometí al peor de los entierros. Lo dejé todo cuando la mujer que amé mucho me dejó cuando menos lo esperaba, y me dejé morir. Y ahora soy esto, la muerte.


- me pasa algo parecido


-yo creo que lo mismo.


- ¿Y usted que sabe?, lo increpé


- sé todo de tu vida, de tus sueños, de tus amores, de tus dolores, de tus pensamientos, de tus maldades, de tus bondades, de todo lo que te pasa, sé todo.


Como puede ser, pensé, si este viejo de mierda no me conoce.


- ¿no me reconocés? Me dijo


- No


- Mirate bien


En ese momento el viejo desapareció. Se fue así nomás. Como la muerte misma.


Un choque brutal se produjo entre dos coches en la esquina del bar, justo cuando terminaba mi café. Salí a la calle y vi el desastre. Vi los cuerpos que se empezaban a quemar. Vi como se apagaban la vida de esas personas, creo que eran los dos conductores y en seguida apague el cigarro sobre el cenicero en mi cama, estaba ahí en mi casa, de donde nunca me había ido. Me escapé hacia fuera y corrí muchos metros.


Pase por todos lados, abrace a mis padres, a mis amigos, a todos a la distancia.


Seguí, me asusté y volví a entrar en mi casa, agarré una bolsa negra y escondí el arma que iba a gatillar hace unos momentos atrás, me di por aludido a la vida, me la jugué al destino. Me arrodillé y le pedí a mis difuntos que me perdonen pero que iba a aguantar un poco más, que la verdad pasa por otro lado, que hay muchas cosas en el mundo que me falta descubrir, que ahora amo la vida, que puedo volver a enamorar a otras huéspedes, que no todo se va cuando alguien se va, cuando te dejan sino que uno en la adversidad se hace fuerte y le escapa a la soledad maldita. Así volví a nacer, otra vez me veo saliendo de la placenta de mi mamá, otra vez corto el cordón, barajo las cartas y doy de nuevo. Estoy feliz porque respiro, porque camino, porque simplemente amo, entendés ahora todo lo que te conté.


Los caracoles vienen hacia nosotros sin huir de sus casas, no es increíble ese pasito almidonado, acá nosotros dos en las arenas de la costa tratando de buscarle explicación a la vida. Ahora estamos juntos los dos, escribiendo sobre la sílice, viendo la naturaleza, veo dentro tuyo tu esencia y todo lo que sos. Algunas partes se te han perdido en el camino, chocan en el aire las partículas de un inminente deseo entre ambos pero hay algo que nos impide luchar en esta relación , ya sabemos de caminos difíciles, pero hemos tratado de caminarlos juntos, y en tu mirada se escapa algo de timidez y vergüenza, de todas formas te animaste a balancearte a mi favor y dejaste tu pasado atrás como yo dejé el mío, aunque preferí contártelo y no callar más, así uno va aprendiendo de la vida, y asume que hay que vivirla y ser más que la tristeza que nos puede invadir en algunos momentos. No estoy seguro si esto va a durar pero me la juego otra vez, y si pierdo no va ser como aquella vez sino más bien relajado porque uno se va conociendo y trata de no caer en los mismos errores, pero a veces el corazón es medio pavo, lo llaman el bobo ¿ o no?


-


- acercá tu mano hacia la mía


- primero besame


- sabés que te quiero


- yo también





Pusimos nuestras manos juntas, nos acostamos para mirar una película vieja de un director francés, nos miramos cómplices sabiendo que cada uno había vivido bastante en nuestras cortas vidas, pero las risas que dejamos salir nos decían que eso fue por algo, que nuestras relaciones anteriores fueron lindas, pero fueron, ahora somos nosotros dos y alguien más quién asomará por el ombligo de mi mujer dentro de algunos meses. La vida es asombrosa, es corta pero a la vez se hacen tantas cosas que a uno lo dejan pensando. El otro día se me apareció Borges en un sueño vestido de gala, me extendió su mano y me regaló un libro de mi autoría. Se llamaba La vie en rose, y ahí nomás me cague de la risa. Todo es por algo, sirven las buenas y las malas.





Así mis memorias pueden quedar concluidas por el instante, dejo la lapicera y el borrador en la tranquila arena del suelo donde me había arrojado hace unos días para terminar de escribir parte de mi vida que todavía está incompleta pero plena. Tanto camino recorrido por tantos lugares que se me hace imposible recordar todo, por el momento queda de esta manera, quizás más adelante continúe, ahora estoy viejo, mis nietos juegan alrededor con la misma pelota de hace algunos años, mi mujer cocina para mis hijos que hoy vinieron a cenar, yo sigo recordando un poco el pasado pero con una leve sonrisa cómplice que se me escapa de mi rostro, un sol brilloso cubre un nuevo amanecer, las fronteras se acercan a saludarme y se vuelven gloriosas al abrazarme, vuelven a mi los recuerdos, la Maga, Lu, aquel viejo del café, Malala….