martes, 16 de agosto de 2011

Nueve de abril



La luna de las noches no es la luna que vio el primer Adán.
Borges
Y así entraba en cada lugar, con el viento a cuestas y el cabello encabronado saltando de furia por encima de su frente. La cicatriz que le rozaba el pecho por debajo de su cuello la hacía ver aún más inocente, más preciosa que de costumbre. Los viejos tiempos ya no volverían a entrometerse en su mente, había forjado un encuentro con su última pesadilla, obligó en sueños a los malditos que no la molestarán más, trató de refugiarse en sus bufandas más abrigadas, en sus noches de insomnio de largos capuchinos, de verticales Walker, de bocanadas profundas, de rayos de sol en la cara por la mañana, de camisetas transpiradas.
Aquel día en donde la noche no terminaba de caer y la luna cedía con un poco de luz todavía, Lisa salió de su casa a patear un poco el aburrimiento. El viejo San Telmo tenía cobijas de sobra en todas sus cuadras. Las esquinas miraban como ella pasaba indiferente, no le agradaba la arquitectura sino más bien el olor del barrio. Ella decía que no había olor más rico que el de aquel añejo arrabal. Y así tan loca, tan desafiante, empujando con su nariz los huracanes más violentos, hundiendo en el plato toda su risa para atomizar los dolores de cabeza, y otra vez al futón. De espaldas a la tristeza, abrazando el calor de las antiguas estufas, adorando cada línea de Twain, lagrimeando afiches de Allen, derribando puertas con su enojo, dejando amores hundidos en el subsuelo de los bares. Por ahora, bien cumplidos tenía los veinticinco. Los llevaba consigo a todos lados.A mí en cambio todo me parece oscuro, la memoria me empieza a fallar, qué daría yo por recordar aquellos momentos. Si se me apareciese otra vez la imagen del flamenco herido, si la ciénaga me permitiera acomodarle el brillo opaco, si la ceguera me dejara ver a través del mar de los celos, si mi cuerpo se volviese transparente, si mis ansias pasaran solo una noche más por Lavalle, si el viejo San Telmo me sonriera otra vez como cuando pasaba en las noches de caminata, si pudiese tocar aquella cicatriz otra vez, que ahora ya no la recuerdo, pero la imagino, quisiera poder levantarme de esta tumba, de la tierra que me quita el aire, del nicho que me cobija hoy, todo eso yo más quisiera.