miércoles, 14 de noviembre de 2012

Lunes



Me ha costado mucho levantarme hoy. El fin de semana ha sido furioso. Mi cuerpo pide un descanso a los vicios. Despacio, trato de prepararme para abrir mis ojos. Me duele la cabeza. Me siento lunes definitivamente. Vuelvo a pensar en ella. Hace algunos meses que ya no estamos juntos pero de vez en cuando me asoman las ganas de llamarla. Quizás por eso me duela un poco el bocho también. Tengo la mente cansada de tanto pensar. Recuerdo los días en que nos juntaba el sexo pero en este momento necesito amor. All you need is love ¿o no?
Voy al baño y es un despelote. Esta semana no vino la señora que ordena en casa y yo soy un total inepto en cuestiones de limpieza hogareña. Me la rebusco con la escoba pero para lo demás soy un magnifico desastre. Dejé la ropa tirada, es un quilombo entero. Ni Julio César en Roma hizo tanto despiole. Pero ya se arreglará. Hoy la llamo a Mary, que se deje de joder y venga a limpiar mi casa. Que me ayude, por Dios.
Me baño, me seco, me cambio. Otro día laboral va a empezar. Luis Alberto ya no está entre nosotros, me invade la tristeza. Subo al auto, espero un poco porque hace un frío de puta madre y el auto está helado. Sí. Porque así están los días, de calor, de frío, de calor, y yo con mi asma. Enciendo el stereo, suena un tema de Joy Division que me saca una sonrisa en este paranoico día. Mirando el retrovisor me doy cuenta que mis dientes chillan. Mis manos sudan en el volante. Bajo una nube se está escribiendo una melodía que penetra de lleno en mi imaginación. No dejo de ser yo, me siento inseguro, con ganas hambrientas de seguir viviendo. Llego al laburo con cara de pocos amigos. Como siempre saludo uno por uno a los que están en la oficina. Un total de diez.
Pienso en las próximas ocho horas con la rutina del laburo administrativo, trato de calmar mi ansiedad con unos mates dulces. Voy calmándome de a poco.
Pasa el tiempo, solo pasa. Miro el cielo, allá a lo lejos, a los que ya no están. Saludo, guiño y me sonrío. Transpiro mucho, debo estar con fiebre. El lunes está pegando con todo. Pasa el tiempo, otra vez. Me mudo hasta encontrarme con Artaud, no lo entiendo a veces. Me irrita no comprenderlo por momentos, me duele, me lastima. Vuelo, pienso. A Roma, a Roma. Mis deseos de anarquista y vuelvo. Entro en el laberinto del miedo y no sé como salir. Me voy de la oficina. Cansado ya. Me acuesto en la cama desordenada, desorbitada. No encuentro lo que busco. Dejó que Miles Davis haga lo suyo en mi consola, de lejos se lo oye cálido. Mañana, supongo, será martes.

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