martes, 9 de noviembre de 2010

Distintos pensamientos acerca de la muerte


Es extraño el sentimiento que tengo cuando me toca encarar el tema de la muerte. Esa cosa que a veces sentimos como la desdicha del ser humano, eso que nos hace sentir mal cuando dormimos, cuando soñamos pesadillas, cuando nos caemos de la cama, cuando escribimos cosas oscuras, cuando sentimos que el amor se aleja, es decir, cuando vemos que la parca anda rondando cerca. Nos pone mal, realmente muy mal. Podemos ver que nos trae muchas dudas el tema de la muerte, a veces, solemos preguntarnos cómo será, cuándo vendrá, si al morir iremos al cielo, al infierno, o a algún otro lugar en el Cosmos. Cuando la muerte pasa por al lado nuestro nos asusta, cuando vemos caer a nuestros abuelos, a nuestros viejos, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, dejamos entrever una sensación de malestar; de enojo con esta vida porque sabemos que al final del camino está la muerte, esperando ansiosa para llevarnos a lo desconocido. A veces (y esta es una consideración personal) se me da la tierna semblanza de pensar que cuando yo me muera me juntaré con todos aquellos que ya no están vivos físicamente y que cuando estaban aquí con nosotros los hemos querido tanto que no soportamos esperar morir para encontrarnos de nuevo. Esa prosa encantadora del dolor aparece con la muerte también. Algunos aseguran, no sé cómo pero lo aseguran, que unos segundos antes de morir se te aparecen en forma de película todas las imágenes de tu vida por delante de tu rostro, como una proyección; algo tremendamente Calderoniano. Eso no lo sabré hasta unos momentos antes de morir, y eso no se lo podré contar a nadie porque ya estaré en otro lugar ¿no?

Existe toda una parafernalia acerca de este tema, tan contradictorio como apasionante también. Lo cierto es que nadie puede saber cuantas verdades o mitos hay acerca de la muerte. Cuando se representa en las historietas o en los rodajes fílmicos, podemos ver que la parca es representada por alguien que está vestido de negro, cual monje Smithiano, que lleva una guadaña en sus manos y que está dispuesto a arrebatarte de este mundo a cualquier precio. Yo, de todas formas, trato de darle una figura más poética al asunto, pienso, dentro de mí, que cuando la muerte se me presente, va a venir encarnada en una guitarra, que el mismo Jimi Hendrix me va a venir a buscar, no sé, cosas de delirio; quizás sea algo más fácil de afrontar si es así. No lo sé.

Quiero decir que la muerte me ha tocado de cerca dos veces en tan solo dos semanas. Y en las dos veces tuve dos sensaciones totalmente diferentes.

La primera fue cuando se murió Néstor Kirchner, que como todo amigo lector sabe fue (y lo seguirá siendo, es en vano el pretérito) el referente político más importante que he tenido (tengo y tendré) en mi corta pero intensa vida. He puesto de manifiesto mis sensaciones ante terrible hecho. Expuse todo mi malestar acerca del deceso de nuestro querido conductor, de nuestro líder. He tratado de encontrar respuestas en todos lados, he puteado a la muerte, a la vida, a todos.

Finalmente, decidí que debía seguir adelante por todo lo que él nos había dejado, por los compañeros, por este proyecto de país tan hermoso que nos legó.

Ahora bien, la muerte otra vez acechó por aquí pero de una manera distinta.

El que dejó de existir fue el Hijo de Re Mil Puta (así con mayúscula) de Massera. Y la verdad, amigos, es que me siento de otra manera. Sé, que no llegó a pagar todos los crímenes que cometió estando vivo el sorete, eso lo tengo claro. No hubo tiempo a pesar de los esfuerzos de este gobierno que trató (y trata) por todos los medios de hacer justicia, como el mismo Néstor lo dijo en la Esma, no con el rencor y el odio, sino con el amor que las Abuelas y las Madres siempre siguieron su lucha, buscando a sus Hijos y a sus Nietos desaparecidos. No hubo tiempo. Es así. Pero estoy tranquilo. Estoy tranquilo porque estés donde estés Hijo de Re Mil Puta; Néstor te va a ir a buscar y te va a ir a re cagar a trompadas forro, en nombre de todos. Y entonces allí, allí va a existir la justicia divina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario