domingo, 13 de septiembre de 2009

Padre del piojo, abuelo de la nada


No nos hemos visto nunca aun pero te conozco desde hace ya varios años. Bufón, poeta desertor, ogro, feliz, triste, risas, llanto, vasos y besos. Tú también cuenta un cuento amigo mío que tampoco el sol quema; de tu puño y letra lo mejor hasta el momento. Hoy compré mariposas de madera para regalar en el preciso instante en que tu recuerdo venía a mi mente, hoy me desvelé con ternura, hoy me sacaste una sonrisa porque observé que además de ser cosas mías son cosas tuyas y de todos. Tus musas se abrieron de gambas con tus himnos, con tus pasos de baile alocado aprendieron a caminar algunos tantos. Padre soltero, ave veloz, joven exquisito, viejo sin rencor, payador en la vida, trovador sin fronteras, payaso sin culpa. Por instantes, perro rabioso, aquí tu libertad. Brindo contigo Mike! Siempre seremos manantiales. Ver los barcos en homenajes sutiles, en palabras rotas, en oraciones largas, en poemas de amor, en tu voz dulce, bella, infantil, jugosos, armoniosos. (Tú eres color en mis sueños, por ti real es la vida). Días soleados pero amargos por tu ausencia precoz, me gusta verte en las estrellas, recordarte al oírte, en noches largas de locura extraordinaria, de redacción extensa, de circos deslumbrantes, tu función crece cada tarde, tu luz nunca se apaga. Aunque no lo creas sigo esperando que una vaca me mire de frente, y mi presente quiere florecer de a dos, tu historia también se escribió con una guitarra, es verde y amarilla, como la de Diana. Hoy nos haces falta paladín de la libertad, enfermedad divina sin cura, por eso escúchame niño, todo lo que ata es asesino, grita hasta estallar, americana! Amigo del alma, influencia en mi andar, en mi pluma y en mi pensar. Por ti existo, por ti leo, escucho, escribo, lloro y río. Ficticios cantos armados, cárceles prudentes, cadenas rotas, lucha, dicha y amor. Drogas duras y un baile contagioso. Levemente o triste brillaste, has levantado a más de un hermano con tu psicodelia furiosa, vehemencia sin prudencia, inconquistable trabajador de flautas dulces y guerreros celestiales. Ciervo en el ocaso, malabarín infantil, algún día nos veremos. Alguna vez alguien me contó de vos mientras dormía.

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